Si te preguntas, ¿para qué? A continuación te explico por qué es algo que todos deberíamos considerar.
En el ámbito del cuidado de la salud y la práctica deportiva es muy común descuidar u obviar la movilidad fundamental, tendiendo a un enfoque más “superficial”. Las disfuncionalidades, rigideces o debilidades son a menudo tratadas de manera aislada, con estiramientos y ejercicios resistidos que no buscan un estándar de patrones de movimiento.
Un mismo problema, es abordado de diferente manera según quién lo revise. Es la consecuencia de dividir el cuerpo en partes en lugar de verlo como un todo.
Si una persona tiene dolor de cadera, un fisioterapeuta probablemente lo tratará a su manera con una sesión de “masajes”, mientras que un cirujano podría recomendar una operación, o un médico de cabecera, recetar algún medicamento para paliar el dolor. ¿Qué práctica sería más adecuada? ¿Y si resultase que ese dolor de cadera viniera como consecuencia de una disfunción en la rodilla? Al fin y al cabo el cuerpo es una maquinaria compleja donde un mal funcionamiento de una de sus piezas puede repercutir en otras. No más lejos de la realidad, esto es lo que sucede con infinidad de patologías relacionadas con dolores, molestias o lesiones.
Una movilidad y estabilidad deficientes, pobres, generan estrés o tensión excesiva sobre ligamentos, tendones y articulaciones. Ejercicios o actividades cotidianas que aparentemente no son exigentes, suelen ocultar compensaciones que nuestro cuerpo realiza inconscientemente, y que a la larga repercuten sobre la actividad muscular, reduciendo la eficiencia en la gestión de la energía y el control motor (factores importantes si pensamos en niveles de competición por ejemplo). La respiración también se ve afectada por nuestra capacidad para activar debidamente la musculatura anterior del cuello, la cual se puede ver comprometida cuando nos sometemos a un rango de movimiento que no controlamos.
El objetivo del test de movilidad funcional es:
Detectar carencias, deficiencias o asimetrías en los patrones de movimiento básicos. Identificarlos antes de seguir potenciándolos.
Prevenir el potencial riesgo de lesiones como consecuencia de patrones de movimiento “pobres” o disfuncionales.
Determinar para cada caso, si una persona es apta para una práctica de actividad física regular, o si previamente necesitaría corregir o practicar ciertos patrones de movimiento, o incluso una atención más rigurosa y personalizada.
Seamos atletas o no, aparentemente aptos y en forma para practicar cualquier modalidad deportiva, una correcta movilidad es la base idónea sobre la que fortalecer o potenciar otros parámetros físicos específicos como la resistencia, la fuerza, la velocidad, la agilidad, la potencia etc.
¿A qué esperas para evaluar tu movilidad mediante el sistema de movimiento funcional? Si estás interesado en realizar el test, no dudes en pedir una cita.