Parte de la desinformación referente al ejercicio aeróbico procede del nombre coloquial que se le asigna, «cardio». porque aunque es un término comúnmente aceptado, es incorrecto. Entrenamiento de cardio o cardiorrespiratorio debería ser aquel que fortalezca tu corazón y pulmones, que los haga trabajar más duro.
El sistema cardiovascular debe soportar al sistema muscular, no al revés.
El entrenamiento de fuerza puramente anaeróbico es excelente para tu corazón. Cuando se contraen los músculos se estrechan las arterias, aumentando la presión arterial y obligando al corazón a fortalecerse para bombear contra esa resistencia. Es decir, al levantar peso, no sólo ejercitas tus músculos, también el corazón y los pulmones a la vez, especialmente con ciertos tipos de entrenamientos que mencionaré más adelante. Sin embargo, cuando te centras en la resistencia cardiovascular, pasado un punto, lo haces a expensas del sistema muscular, pudiendo dañar el propio corazón, como indican varios estudios. Por algo existen casos de corredores de maratones que han fallecido a causa de dichas pruebas.
Ahora tampoco nos asustemos, estamos hablando de algo extremo. Un par de sesiones aeróbicas a la semana ofrecerán muchas más ventajas que inconvenientes a la mayoría de la población. No obstante, la idea de que para tener un corazón sano necesitas pasar horas y horas corriendo es equivocada.
Si te estás preguntando, ¿entonces cual es la mejor forma de mejorar la resistencia cardiorrespiratoria? La respuesta podría variar dependiendo de tus objetivos y del tiempo que estés dispuesto a destinar a la práctica de ejercicio físico, pero unas respuesta «genérica» sería: combinar estratégicamente entrenamientos de fuerza, entrenamientos tipo HIIT (pincha para más detalles) y algo de ejercicio aeróbico.