¿Qué es más importante que la salud? ¿Acaso no es la base para poder tener una vida plena? Al parecer, gran parte de la sociedad actual no lo entiende así…
Prueba de ello es la propia Organización Mundial de la Salud, que viene alertando en los últimos años que el sobrepeso y la obesidad son la epidemia del siglo XXI, debido al preocupante crecimiento de enfermedades relacionadas: cardiovasculares, diabetes, síndrome metabólico, hipertensión arterial etc. Y las previsiones de aquí a unos años son alarmantes. Sin ir más lejos, en Estado Unidos dos de cada tres niños son obesos. España está a la cabeza en Europa, casi 1 de cada 2 niños españoles entre 6 y 9 años (un 44,5%) tiene exceso de peso. En cuanto a los adultos, 1 de cada 6 es obeso, y más de 1 de cada 2 tiene sobrepeso. Y aquellas personas que por su predisposición genética mantienen una complexión «delgada» coman lo que coman, tampoco deberían confiarse, ya que la grasa visceral (la que se acumula alrededor de los órganos) no se ve, pero es mucho más perjudicial que la grasa adiposa (la que se acumula en la superficie). Y no sólo eso, porque lo que no se desecha o acumula, se queda en la sangre, afectando a las células que por ella circulan. Sea visible o no, la alimentación nos afecta a todos de una manera u otra.
La ciencia nos ha ayudado a lograr una mayor longevidad, sin embargo, el envejecimiento va asociado con un aumento en las tasas de morbilidad (número de enfermos). ¿Merece la pena vivir más tiempo pero con mala salud?
La actividad física y la nutrición son parte de la base para una vida saludable, pero ambas requieren de planes personalizados que se ajusten a los objetivos y perfil de cada individuo. Una estrategia bien diseñada será la que marque la diferencia a la hora de alcanzar tus metas (reducir la grasa corporal, mantener la forma física, aumentar la masa muscular, mejorar en una disciplina deportiva etc.). La clave consiste en buscarle la parte divertida al ejercicio físico y en definir una dieta variada, equilibrada y “apetecible”. De esa forma será más fácil integrarla en el día a día, convirtiendo lo que podría parecer un esfuerzo, en un hábito.
“No entiendo al hombre; pierde su salud para ganar dinero, después pierde dinero para recuperar su salud y por pensar ansiosamente en el futuro, no disfruta el presente. Por lo que no vive ni el presente ni el futuro. Y vive como si no tuviese que morir nunca…. Y muere como si nunca hubiera vivido” .- Dalai Lama